La
aparición de las nuevas tecnologías ha supuesto un cambio profundo
en una sociedad que no en vano ha pasado a recibir el nombre de
sociedad de la información.
los
impactos del uso de estas herramientas está en los contenidos
curriculares, ya que permiten presentar la información de una manera
muy distinta a como lo hacían los tradicionales libros y vídeos
(sustituye a antiguos recursos). Para empezar, se trata de contenidos
más dinámicos con una característica distintiva fundamental: la
interactividad. Ello fomenta una actitud activa del alumno/a frente
al carácter de exposición o pasivo, lo que hace posible una mayor
implicación del estudiante en su formación. Los nuevos contenidos
permiten la creación de simulaciones, realidades virtuales, hacen
posible la adaptación del material a las características nacionales
o locales y se modifican y actualizan con mayor facilidad.
En
la actualidad, muchos maestros y maestras solicitan y quieren contar
con recursos informáticos y con Internet para su docencia, dando
respuesta a los retos que les plantean estos nuevos canales de
información. Sin embargo, la incorporación de las TIC a la
enseñanza no sólo supone la dotación de ordenadores e
infraestructuras de acceso a Internet, sino que su objetivo
fundamental es: integrar las TIC en los procesos de
enseñanza-aprendizaje, en la gestión de los centros y en las
relaciones de participación de la comunidad educativa, para mejorar
la calidad de la enseñanza.
También conviene
destacar la necesidad de llevar a cabo una nueva campaña de
información y formación adecuada para el alumnado, progenitores y
profesorado en el ámbito de las TIC. Creemos que dicha formación
debe basarse en dos perspectivas, una tecnológica y otra
humanística. Es decir, que
atienda a los medios, pero también a los fines de la educación
(Naval y otros, 2003)
Sin
embargo, sin la incorporación seria, sistemática e integral de las
TICs, los sistemas educativos no serán capaces de adaptar su
funcionamiento a las características de sus estudiantes y
familias, y las demandas del mercado laboral y la sociedad. De ahí
que proponemos considerar la incorporación de TICs en educación no
sólo como un nuevo insumo, sino como un elemento de innovación
disruptiva, es decir, que obliga al cambio de las prácticas
educativas y, en definitiva, a un cambio importante de los sistemas
escolares.